El primer arresto de un presidente en ejercicio en Corea del Sur a tan solo 47 días de ley marcial
En un giro sin precedentes en la historia política de Corea del Sur, el presidente Yoon Seok-yeol fue arrestado en la madrugada del 19 de enero. Este evento marca un momento crítico en el panorama político y constitucional del país, siendo la primera vez que un mandatario en funciones es detenido bajo acusaciones formales. Tras una deliberación de ocho horas en el Tribunal del Distrito Occidental de Seúl, a las 3 a. m. se emitió una orden de arresto contra el presidente Yoon. La razón principal: sospechas de que podría intentar destruir pruebas relacionadas con su caso.
Según las autoridades judiciales, el presidente está siendo investigado por presuntamente conspirar con el exministro de Defensa Nacional, Kim Yong-hyun, para instigar disturbios con el propósito de alterar la constitución, incluyendo la declaración de una ley marcial que ha sido calificada de «inconstitucional e ilegal».
Durante la audiencia, los abogados del mandatario insistieron en que la declaración de la ley marcial era legítima y que no existía riesgo de fuga ni de destrucción de pruebas. Sin embargo, el tribunal desestimó estas afirmaciones y procedió con la emisión de la orden de arresto.
Tras el anuncio, los defensores del presidente expresaron su rechazo rotundo. El abogado principal del mandatario calificó la decisión como un ataque directo al estado de derecho y declaró: «Esto no es justicia, es una tragedia para nuestra democracia».
Por su parte, la Oficina de Investigación de la Corrupción emitió un comunicado breve pero contundente: «Seguiremos adelante con esta investigación conforme a las leyes y los procedimientos establecidos».
El arresto ha generado un ambiente de tensión en el país, con protestas tanto a favor como en contra del presidente. Fuera del tribunal, se vivieron momentos de caos, con enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas de seguridad.
¿Qué sigue para el presidente Yoon?
Ahora que la orden de arresto ha sido emitida, el presidente Yoon será trasladado desde la sala de espera para sospechosos al centro de detención correspondiente, donde comenzará oficialmente su proceso de encarcelamiento.
Según las leyes surcoreanas, puede permanecer detenido e investigado hasta por 20 días, tiempo en el cual se decidirá si se presentan cargos formales o si se prolonga su detención.
Este episodio es un duro golpe para la política surcoreana, que ya enfrentaba divisiones significativas. La figura de Yoon Seok-yeol, que alguna vez fue vista como un pilar de estabilidad, ahora se encuentra en el centro de uno de los mayores escándalos políticos del país. Con las elecciones a la vuelta de la esquina, el impacto de este evento en la opinión pública y en el sistema político del país es incalculable.