Kim Shin-hye fue absuelta y sale libre después de pasar 24 años en la carcel
Kim Shin-hye: una vida marcada por una condena injusta y la búsqueda de justicia
Tras pasar 24 años tras las rejas, Kim Shin-hye, de 47 años, ha sido exonerada de la acusación de asesinar a su padre. Este caso, que conmocionó a Corea del Sur, representa el primer ejemplo en el país de una persona absuelta y liberada mientras aún cumplía condena por un delito que no cometió.
Un fallo judicial que cambió el destino
El Tribunal de Distrito de Gwangju declaró a Kim inocente en un nuevo juicio, anulando la condena que en el año 2000 la llevó a prisión de por vida. Los jueces determinaron que las pruebas en su contra eran insuficientes y que las circunstancias que rodearon su caso estaban plagadas de irregularidades.
Kim fue acusada inicialmente de asesinar a su padre, quien fue hallado muerto cerca de una estación de autobuses en Wando, en la provincia de Jeolla del Sur. Según los fiscales, ella lo había obligado a consumir alcohol mezclado con 30 pastillas de doxilamina, un antihistamínico que también se usa para tratar el insomnio. La acusación se basó principalmente en una confesión que Kim posteriormente se retractó, asegurando que había mentido para proteger a su hermano menor, quien era sospechoso en el caso.
Dudas sobre la evidencia
La autopsia reveló que el padre de Kim tenía un nivel de alcohol en sangre del 0,303%, suficiente para ser fatal, sin embargo, no se encontraron rastros significativos de doxilamina en su organismo, contradiciendo la teoría de la fiscalía. Además, las pruebas de abuso sexual que se utilizaron como presunto motivo del crimen tampoco pudieron ser confirmadas.
El tribunal concluyó que muchas de las pruebas contra Kim fueron obtenidas de manera ilegal, mediante interrogatorios coercitivos y sin las debidas órdenes judiciales, también se demostró que su confesión fue hecha bajo presión y no tenía base suficiente para sustentar una condena.
Años de lucha por la verdad
Cuando Kim fue encarcelada, tenía solo 23 años, durante más de dos décadas, vivió en una celda de aislamiento, aferrándose a la esperanza de demostrar su inocencia, su caso dio un giro en 2015, cuando el abogado de derechos humanos Park Joon-young y su equipo lograron reabrir el caso, evidenciando las irregularidades del proceso judicial inicial.
“Durante 24 años, Kim luchó por la verdad desde su celda”, dijo Park. “Espero que este fallo sea un nuevo comienzo para que ella y su familia reconstruyan sus vidas”.
Reflexiones tras su liberación
El 6 de enero de 2025, Kim salió finalmente de la prisión de Jangheung, al ser recibida por periodistas, expresó sus sentimientos sobre los años perdidos y el lento proceso de justicia:
“Me pregunto por qué algo así debe tomar tanto tiempo para corregirse, pasé 24 años esperando este momento, reflexionando sobre lo que salió mal. Haré todo lo que pueda para asegurarme de que una tragedia como esta no vuelva a suceder”, dijo emocionada.
Kim también expresó su pesar por no haber podido proteger a su padre: “Siento mucho no haber podido ayudarlo mientras estaba vivo”.
Un caso que deja lecciones
Este caso resalta las fallas en el sistema judicial y subraya la importancia de procedimientos transparentes y justos, para Kim, la exoneración llega con la esperanza de que otros en situaciones similares puedan encontrar justicia. La liberación de Kim no solo marca un hito en la historia legal de Corea del Sur, sino que también sirve como recordatorio de los peligros de confiar en confesiones obtenidas bajo coacción y de la necesidad de verificar las pruebas en un proceso judicial.
Mientras reconstruye su vida, Kim Shin-hye se convierte en un símbolo de resiliencia y en una voz que clama por un sistema más justo y humano.