La mentira de la «talla libre» en Corea: ¿Moda accesible o estándar imposible?
Cuando escuchas «talla única» o «talla libre«, lo primero que podrías pensar es en ropa que se adapta a todos los cuerpos, algo versátil y sin restricciones. Pero en Corea del Sur, esta etiqueta es más una barrera que una ventaja para los consumidores. En lugar de ser una opción inclusiva, termina siendo un estándar de belleza disfrazado de conveniencia.
Para Choi Min-ji, una joven universitaria de 23 años, la talla única se convirtió en un objetivo más que en una opción. «Siempre veía ropa hermosa en las tiendas de Hongdae o en las boutiques en línea, pero todo era talla libre. Así que pensé que, si quería vestirme con estilo, tenía que perder peso«, cuenta.
Tras meses de dietas y ejercicio, logró bajar 10 kilos, pero la ropa seguía sin ajustarse bien. «Los pantalones eran demasiado ajustados en la cadera, las mangas de las blusas quedaban cortas y los vestidos eran más bien una camisa larga para mí», dice entre risas. Pero la realidad es que esto no es un caso aislado.
Kang Ji-hoon, de 30 años, cuenta la experiencia opuesta. «Soy bajito y delgado, pero la ropa de talla libre me queda enorme. Muchas veces he comprado sudaderas o camisas esperando que me queden bien, pero terminan pareciendo sacos de patatas en mí».
En Corea del Sur, «talla libre» (o «one size») es una etiqueta que no tiene un estándar fijo. A diferencia de las tallas convencionales (S, M, L), que siguen ciertas medidas recomendadas por los Estándares Industriales Coreanos, la talla única es una lotería.
Aunque en teoría debería adaptarse a distintos tipos de cuerpo, en la práctica, suele ser equivalente a una talla pequeña o mediana en EE. UU. (o a una «talla 55» en el sistema coreano). Esto significa que las personas fuera de ese rango tienen serias dificultades para encontrar ropa que les quede bien.
No se trata solo de estética o estándares de belleza. Hay una razón comercial detrás de esta tendencia. Según Kim Ji-eun, profesora de diseño de moda en la Universidad de Seúl, la industria prefiere la talla única porque facilita la producción y gestión del inventario.
«Si produces tres tallas diferentes, corres el riesgo de que algunas no se vendan. En cambio, fabricar todo en una única talla minimiza el desperdicio y reduce costos», explica Kim.
El auge del comercio en línea a principios de los 2000 impulsó aún más esta práctica. Pequeñas tiendas y marcas emergentes, en lugar de arriesgarse con múltiples tallas, optaron por ofrecer una sola, pensando que así atraerían a más clientes sin complicarse con devoluciones y excedentes de stock.
Pero este modelo deja fuera a una gran parte de los consumidores, que terminan sintiéndose frustrados y excluidos. La falta de variedad en tallas no es solo un problema de compras; también afecta la percepción corporal de los coreanos.
Ji-hye, una influencer de moda en TikTok, ha hablado abiertamente sobre la presión que sintió por encajar en la «talla libre» cuando era adolescente. «Si no cabías en la ropa, el problema no era la prenda, eras tú. Así lo percibíamos muchas chicas», dice. «Esto genera una obsesión con las dietas extremas y, en muchos casos, problemas de autoestima».
Y no es solo una percepción personal. Un estudio publicado en The Korean Fashion and Textile Research Journal encontró que muchas mujeres coreanas que no encajan en la talla libre tienden a verse a sí mismas con sobrepeso, incluso cuando su índice de masa corporal es normal.
Además, esta mentalidad puede estar vinculada al aumento de cirugías estéticas y tratamientos para adelgazar en Corea del Sur, país que lidera el ranking mundial en procedimientos cosméticos per cápita. «Cuando la sociedad dicta que solo hay un tipo de cuerpo aceptable, muchas personas se sienten presionadas a modificar el suyo», comenta el sociólogo Park Sun-ho.
En 2020, una petición ciudadana en la web de la Casa Azul (la oficina presidencial de Corea del Sur) exigía una ley para regular las tallas en la industria de la moda. La propuesta pedía un sistema de tallas más estandarizado para evitar la confusión y discriminación que provoca la talla única.
Sin embargo, la respuesta del gobierno fue clara, no pueden imponer regulaciones en la industria sin afectar la creatividad de las marcas. «Los fabricantes tienen la libertad de elegir sus propios estándares de talla según sus diseños y materiales», declararon los funcionarios de la Agencia Coreana de Tecnología y Estándares.
A pesar de la resistencia al cambio, algunos diseñadores y marcas emergentes están comenzando a ofrecer más variedad de tallas. También hay cada vez más influencers y figuras públicas promoviendo una visión más inclusiva de la moda.
«La moda coreana es hermosa, pero aún tiene un largo camino por recorrer para ser realmente inclusiva», dice Ji-hye. «No se trata de eliminar la talla libre, sino de ofrecer más opciones para que todas las personas puedan disfrutar de la ropa sin sentirse fuera de lugar».
Fuente: koreaherald